sábado, 17 de noviembre de 2007

Congreso de Tucuman.- 1816


Napoleón Bonaparte emperador francés desde 1804, había extendido sus dominios en Europa. Llevó adelante una guerra comercial contra Gran Bretaña esab1eçiendo un bloqueo continental a las mercaderías británicas en 1806.
Realizó exitosas campañas, venciendo a los austro-húngaro, austriacos, prusianos invadiendo España y Portugal e inclusive en 1812 intentar tomar Rusia dónde es vencido frente a los rigores del invierno, el hambre enfermedades que diezmaron el ejército. A partir de aquí, su imperio comienza a debilitarse, hasta que es derrotado definitivamente en al batalla Waterloo.
La derrota napoleónica significó el fin del proceso de la Revolución Francesa. Los monarcas absolutistas retornaron a sus tronos, iniciándose la de la Restauración Monárquica.
Para llevar adelante este objetivo, se reunieron en un Congreso en la ciudad Viena, los representantes de las distintas potencias europeas vencedores, el objetivo de restablecer la organización absolutista. En el acta del yeso se estableció el muevo orden europeo, que se basó en dos principios: legitimidad, es decir el derecho que tenían las monarquías de recuperar sus reinos, y el equilibrio, para que ninguna nación estableciese supremacía sobre el resto.
Fenando VII retornó al trono de España reimplantando el absolutismo y siguiendo con dureza y rigor a los opositores Decidió además, recuperar territorios coloniales americanos que estaban en pleno proceso emancipador, con un ejército de casi 15.000 hombres.
En el Río de la Plata, el temor era que las fuerzas realistas pudiera revertir los ideales revolucionarios. Sin embargo, esta expedición nunca llegó a estas tierras.
Situación Interna:
Asamblea Constituyente, que se había reunido en Buenos Aires en el 1813, decidió ante la complicada situación que atravesaban las Provincias Unidas, crear un poder unipersonal el Directorio. El objetivo 4ue este tuviese rapidez y autonomía para la toma de decisiones. El primer director supremo fue Gervasio Posadas, sucediéndole Carlos María de Alvear, José Ignacio Álvarez Thomas, Antonio González Balcarce, el general Rondeau y Juan Martín de Pueyrredón.
Los principales conflictos que los directores debieron enfrentar fueron:
* Continuar con la guerra de la independencia
* Resolver la situación creada por José Gervasio de Artigas, caudillo oriental, que organizó la Liga de Pueblos Libres, opositora al proyecto centralista de Buenos Aires
* La pérdida del Alto Perú, en 1815, y la defensa del norte que quedó en los de caudillos locales, sobre todo el salteño Miguel de Güemes,. El del Ejército del norte, General José de San Martín, renunció para ocuparse de la organización de la nueva gobernación de Cuyo y elaborar su plan emancipador
* La difícil situación económica que ocasionó la pérdida de las minas de plata de Potosí
* El levantamiento del ejército en la localidad de Fontezuela.

Congreso de Tucumán:
Cuando Álvarez Thomas es designado director supremo, el Cabildo de Buenos Aires formó una Junta de Observaciones que debía reglamentar mediante un Estatuto, el funcionamiento del gobierno. Esta Junta ejercería poder legislativo y controlaría las acciones del director, al mismo tiempo autorizaba la convocatoria a un congreso constituyente a reunirse en la ciudad de Tucumán. Este congreso inauguró sus sesiones el 24 de marzo de 1816, en uno de los momentos más difíciles de la revolución: el absolutismo se imponía en Europa y los movimientos emancipadores americanos, desde México hasta Chile, eran sofocados por las tropas realistas. Solo el Río de la Plata mantenía su proceso revolucionario y continuaba con su gobierno americano.
Por otro lado los portugueses, una vez más, preparaban la invasión a la Banda Oriental. El Congreso se reunió en la casa de la señora Francisca Bazán de Laguna, ya los edificios públicos de la ciudad se hallaban el mal estado.
Tuvo carácter nacional, ya que se reunieron representantes de Jujuy, Salta, Tucumán, La Rioja, San Luis, Catamarca, Mendoza, Santiago del Estero, San Juan, Buenos Aires, Córdoba, Charcas, Cochabamba, Tupiza y Mizque. Todos comprendieron la necesidad de dejar de lado los conflictos internos y aunar esfuerzos para alcanzar los objetivos principales: dictar una “Constitución” y proclamar la “Independencia”.
Como primera medida se eligió un nuevo Director supremo: el diputado por la provincia de Salta ante el Congreso, Juan Martín de Pueyrredón (imagen) protagonista de la Reconquista de Buenos Aires ante las invasiones inglesas.
El 9 de julio de 1816 el congreso presidido por Francisco Laprida, abogado, y diputado por San Luis y como secretario Juan José Paso diputado por Bs.As. Declaró la independencia. Se redacto un acta (cuyo original se ha perdido) que firmada por diputados ,que habían llegado a caballo, diligencias o carretas , por caminos en mal estado y durante largos días.
El Acta, redactada por José Maria Serrano, diputado por Charcas, decía:...”Nos los representantes de las Provincias Unidas de Sud América, reunidos en Congreso General, invocando al eterno que preside el Universo, en nombre y por la autoridad de los Pueblos que representamos, protestando al Cielo. A las naciones y hombres todos del globo, la justicia que regla nuestros votos, declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas provincias romper los violentos vínculos que los ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de los que fueron despojados, e investirse del alto carácter de nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”...
El pueblo festejó alborozado e inclusive en la noche del 10 de julio se realizó un baile de gala. Fray José Cayetano Rodríguez, diputado por Buenos Aires, dirigió el diario oficial del congreso que daba cuenta del desarrollo del mismo, “El Redactor del Congreso de Tucumán”, con la colaboración del Dean Gregorio Funes
El 19 de julio se le agregó al acta que la emancipación sería de...”los reyes de España, sus sucesores, metrópoli y de toda otra dominación extranjera”..., lo que dejaba bien en claro que no existía ningún acuerdo con Portugal, que aspiraba a incorporar la Banda Oriental a su imperio.
El segundo objetivo del congreso, dictar una Constitución que organizara el estado, quedaría relegado .Se iniciaron discusiones sobre cual seria la forma de gobierno que adoptaría el estado: las alternativas eran república o monarquía constitucional (con división de poderes)
La propuesta monárquica se basaba en el retorno absolutista y facilitaría, entonces, la aceptación internacional. Algunos diputados proponían como monarcas a un descendiente de los Incas, otros buscaban algún representante de las diversas dinastías europeas. Sin embargo, la decisión sobre la forma de gobierno fue postergada.
Mientras el congreso permanecía en Tucumán, el Director Supremo se había establecido en la ciudad de Buenos Aires. Ante las dificultades que entrañaban las distancias, se decidió el traslado del Congreso a Buenos Aires, en marzo de 1817 a pesar de la resistencia pues había diputados que sugirieron llevar el congreso y el gobierno Córdoba para localizarlo en el centro del territorio.
Reinicia sus sesiones, tratando de organizar la administración: ordenar las finanzas públicas, para pagar los préstamos contraídos y regularizar el funcionamiento de las aduanas.,
El objetivo principal de Pueyrredón fue de apoyar et proyecto emancipador, a través de la realización de una expedición libertadora que partiendo de Cuyo liberara Chile y Perú y de esta manera se aseguraría la independencia de nuestro territorio. Esta expedición fié designada a San Martín a quien se nombra general en jefe.
El congreso resolvió elaborar una Constitución, que sancionó en 1819. Esta constitución redactada por una comisión, establecía un sistema de gobierno centralista, proclamaba los derechos de la Nación y de los particulares pero no se ocuparía de los gobiernos provinciales. Fue rechazada por las provincias. Este rechazo, junto a los enfrentamientos internos que se agudizaron y la guerra civil que se reanudó, provocó la renuncia del Director en julio de 1819.



Fue el fin del Directorio y del congreso de Tucumán. La independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata significó, ni más ni menos, que el país quedaba libre de toda dominación extranjera



















Consecuencias de la Independencia

Manifiesto a las naciones
El 25 de octubre de 1817, el Congreso General publicó un "Manifiesto a las Naciones" acerca de los motivos que habían impulsado a los diputados a declarar la Independencia de las Provincias Unidas de Sud América.El manifiesto hace un largo recuento de acusaciones contra España, sus reyes y virreyes con el objeto de fundamentar la separación política. También expresa la fidelidad que se tuvo en todo momento con Fernando VII.El manifiesto afirma que la Junta de Buenos Aires se estableció en nombre de Fernando VII cuando estaba confinado en Francia. Más tarde, cuando se produjo de Fernando VII al trono de España: "Nosotros creímos entonces que había llegado el término de tantos desastres. Nos pareció que un rey, que se había formado en la adversidad, no sería indiferente a la desolación de los pueblos...."
"Él nos declaró amotinados en los primeros momentos de su restitución; él no ha querido oír nuestras quejas ni admitir nuestras súplicas... Declaró crimen de Estado la pretensión de darnos una constitución... "
"Nosotros, pues, impelidos por los españoles y por su rey, nos hemos constituido independientes y nos hemos aparejado a nuestra defensa natural contras los estragos de la tiranía con nuestro honor, con nuestras vidas y haciendas... ".
El firmante de dicho manifiesto fue el Dr Pedro Ignacio de Castro Barros, a quien le correspondía ese mes la presidencia del Congreso.

Reglamento Provisorio de 1817
Hacia finales de 1816 el Congreso envió al Director Supremo Pueyrredón un "Estatuto Provisorio" de gobierno para su promulgación. Este estatuto se basaba en el de 1815, con algunas leves modificaciones. Pueyrredon lo rechazó porque entendía que las atribuciones del Poder Ejecutivo eran limitadas y consideraba que las tropas debían estar al mando del Director Suprema. Después de casi un año de debate, el 3 de abril de 1817 se sancionó el "Reglamento Provisorio para las Provincias Unidas".

Misión de Aguirre
A principios de 1817, el gobierno envió a Manuel Hermenegildo Aguirre en reemplazo de Thompson. El objeto de su misión era, en primer término, adquirir armas y barcos para la campaña del General de San Martin y en segundo término, gestionar el reconocimiento norteamericano de nuestra independencia. Tampoco tuvo éxito esta misión, ya que el gobierno norteamericano actuó con cautela y no quiso adelantar su reconocimiento sin saber que pasaba con el resto de las naciones y por el otro lado, los comerciantes tenían temor de enviar barcos y armas al Río de la Plata. El 27 de agosto de 1818, después de dieciocho meses de gestiones, Aguirre sólo obtuvo una extensa carta del ministro de estado John Quincy Adams negando el reconocimiento de la independencia.

Misión de Valdéz
Una vez que se declaró la Independencia,Pueyrredon y el Congreso trataron de consolidarla enviando misiones diplomáticas a Europa y América del Norte para gestionar el reconocimiento del nuevo status político. Como en ocasiones anteriores, se ponía el énfasis en las ventajas económicas mutuas que surgirían del reconocimiento.
A principios de enero de 1817, el Director Supremo designó a Antonio José Valdéz como representante del gobierno ante los monarcas de Rusia, Austria y Prusia. Tenía por misión obtener la gracia de aquellas naciones ante la posibilidad de que Fernando VII envíe una expedición al Río de la Plata para reconquistarlo.La misión fracasó porque el representante se dejó envolver en París por la intriga diplomática de los agentes del monarca español.


Misión de Valentín Gómez
A pesar de que las provincias estaban a favor del sistema republicano de gobierno,Pueyrredon siguió adelante en la búsqueda del establecimiento de una monarquía en el Río de la Plata. Pero él no quería un descendiente de los incas como propuso Belgrano sino que su pretensión - y la de la aristocracia porteña - era la asunción de un monarca de origen europeo.Estaban convencidos de que ese modo las naciones europeas apoyarían nuestra independencia y se frenaría la expedición que estaba preparando Fernando VII. El Dr. Valentín Gómez fue comisionado para viajar a Europa para cristalizar las ilusiones monárquicas. El 24 de octubre de 1818 recibió las instrucciones para la misión. Se trataba de doce artículos, referidos a: Debía entrevistarse en Brasil con el representante argentino, Manuel Jose Garcia. En París debía contactarse con Rivadavia, quien debía entregarle todos los papeles y documentos que tenía en su poder. Las negociaciones no podían concretarse sin la autorización previa del Congreso. De fracasar su misión en Francia, podía negociar en otras cortes europeas, como Portugal, Suecia, etc. Gestionaría un empréstito en Francia o en cualquier otra nación de dos a cuatro millones de pesos. La misión de Valentín Gómez fracasó porque Francia no quería enemistarse con Fernando VII, con quien había firmado el Tratado de la Santa Alianza y en lugar del duque de Orléans, el rey francés Luis XVIII propuso la coronación de Carlos Luis de Borbón, duque de Luca, quien además era pariente de Fernando VII. En octubre de 1819, el Congreso reunido en Buenos Aires rechazó esta propuesta.

Rondeau y los conflictos internos

Constitución Centralista de 1819
En 1819, el Congreso decidió redactar y sancionar una constitución definitiva, de acuerdo con el sexto punto del temario aprobado en Tucumán. Para ello se conformó una comisión redactora integrada por el presbítero Antonio Sáenz, Teodoro Sánchez de Bustamante, Diego Estanislao Zabaleta, Mariano Serrano y Juan José Paso. Realizaron su trabajo revisando los proyectos constitucionales realizados anteriormente (1813, 1815 y 1817) y también se estudiaron las constituciones de Francia de 1781 y la española de 1812. Después de varios meses de trabajo, se elevó el proyecto al Congreso, que la aprobó el 23 de abril de 1819 y le juró fidelidad dos días después. Esta constitución constaba de 138 artículos, a los que se agregaron 12 más como apéndice.
Poder Legislativo
Estaría formado por un Congreso Nacional compuesto de dos cámaras: una de Representantes y otra de Senadores.
Poder Ejecutivo
El titular del Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas de sería el DIRECTOR DE ESTADO. Duraría cinco años en sus funciones y sería elegido por ambas cámaras, entre ciudadanos mayores de treinta y cinco años, con seis años como mínimo de residencia en el país. Sólo podría ser reelegido una sola vez. También era el jefe supremo de las fuerzas de mar y tierra.
Poder Judicial
Se formaría una "Alta Corte de Justicia", compuesta de siete jueces y dos fiscales. Sus miembros debían ser letrados recibidos, con ocho años de ejercicio público y una edad mínima de 40 años.
Gobiernos Provinciales
Esta constitución desconocía prácticamente la existencia de las provincias, pues sólo se refería a ellas en contadas oportunidades como, por ejemplo, para atribuirles un senador a cada una. Tampoco se referían a los gobernadores. El espíritu de esta constitución se basaba en la creencia de que en el Río de la Plata se coronaría un monarca, con un sistema de gobierno monárquico constitucional. Basada en los modelos europeos fue rechazada por las provincias, ya que desconocía sus deseos autonomistas, su resistencia al centralismo y sus anhelos federales.

Directorio de Rondeau
Después de tres años de gobierno, el 9 de junio de 1819, Juan Martín de Pueyrredón presentó ante el Congreso su renuncia como Director Supremo. Su gestión estuvo signada por una permanente hostilidad con los pueblos del interior, en especial con Santa Fe y Entre Ríos que apoyaban al líder de la Banda Oriental, Artigas.

A todo esto, el descontento del interior creció por la sanción de la Constitución de 1819, que desconocía las aspiraciones provinciales.

El Congreso aceptó la renuncia de Pueyrredón y en su lugar designó en forma interina a José Rondea, quién continuó con la línea de gobierno de su antecesor.

En primer lugar, le reiteró a San Martín la orden de volver a Buenos Aires y ponerse al servicio del Director Supremo para reprimir el levantamiento provincial. El Libertador, que en esos momentos preparaba la expedición al Perú, rechazó esta orden con estas palabras: "El General San Martín jamás derramará la sangre de sus compatriotas, y sólo desenvainará la espada contra los enemigos de la independencia de Sud América".

En segundo término, Rondeau decidió armar al ejército del Alto Perú con el fin de usarlo para reprimir a los caudillos del interior.

El Federalismo

Aspiraciones provinciales
Después de triunfar en mayo de 1810, los hombres de Buenos Aires reclamaron ser la sede de la "autoridad general" que reemplazaría al virrey. Esto fue rechazado por los pueblos del interior, que pretendían un trato igualitario y estar subordinados a un poder central nuevamente. Asimismo, las distintas formas de gobierno que se fueron sucediendo - Primera Junta, Junta Grande, Primer y Segundo Triunvirato y Directorio - acentuaban cada vez más la tendencia centralista, y por otro lado, la política económica derivada del libre comercio arruinaba paulatinamente al interior mientras que los comerciantes de Buenos Aires se enriquecían cada vez más. Todo eso derivó en las autonomías provinciales y el surgimiento de caudillos, que representaban las aspiraciones provinciales y populares.

Caída del Directorio
El 31 de enero de 1820, el Congreso designó a Juan Pedro Aguirre como Director Sustituto en ausencia de Rondeau, otorgándole plenos derechos para organizar la defensa de la ciudad.

Aguirre convocó a los cuerpos cívicos y dispuso una serie de medidas para mantener el orden y encargó a Martín Rodríguez que llamara el Regimiento 5° de la Campaña. El grueso de la tropa fue puesto bajo el mando del general Estanislao Soler. De regreso en Buenos Aires, Rondeau fue presionado por los caudillos y presentó su renuncia el 11 de febrero. Así cayó el último Director Supremo de la Provincias Unidas del Río de la Plata.

Disolución del Congreso
Lejos de defender el régimen centralista, Soler negoció con los caudillos Ramírez y López, a quienes ofreció derrotar a los partidarios del Directorio. Mientras tanto, el Cabildo ofreció a Ramírez un tratado de paz, pero el caudillo puso las siguientes condiciones: la renuncia de Rondeau, la disolución del Congreso y la elección de un gobierno provisorio para Buenos Aires, designado libremente por el pueblo de dicha provincia. Ante estas exigencias, el Congreso se declaró disuelto, depositando el mando en el Cabildo.

Sarratea
El Cabildo no asumió el "gobierno nacional" que le delegara el Congreso disuelto. Sus miembros conocían a la perfección cual sería la reacción de los caudillos del litoral. El 16 de febrero se reunió un Cabildo Abierto, formado por 182 ciudadanos, que designó una Junta de Representantes compuesta por 12 miembros. Reunida al día siguiente, la Junta eligió como gobernador a Manuel de Sarratea. El nuevo mandatario fue aceptado por Ramírez y López con la condición de que se destituya a quienes apoyaron la administración del Directorio.

Tratado de Pilar
Apenas subió al poder, Sarratea fue hasta el campamento de los caudillos, ubicado en la localidad de Pilar. Con ellos, el 23 de febrero de 1820, firmó el "Tratado de la Capilla del Pilar", con el objeto de poner fin a las guerras entre las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. Constaba de 12 artículos, el último de los cuales exigía su ratificación por la Junta de Representantes. Dicha ratificación se llevó a cabo al día siguiente. El Tratado del Pilar sentó tres principios fundamentales:
*Proclamó la unidad nacional.
*Reconoció la autonomía de las provincias
*Aceptó el sistema federal de gobierno.

Caída de Sarratea
Manuel de Sarratea no logró estabilidad como gobernador de Buenos Aires debido a las conspiraciones del grupo que apoyaba el sistema dictatorial. El 6 de marzo se produjo una revuelta y el Cabildo designó gobernador a Juan Ramón Balcarce pero siete días después, Sarratea recuperó el poder gracias al apoyo de los jefes federales. Hacia fines de abril, Sarratea renunció definitivamente y el 2 de mayo, la Junta de Representantes entregó el mando al estanciero Ildefonso Ramos Mejía. Éste renunció el 20 de junio y entregó el bastón de mando al Cabildo y fue nombrado gobernador Estanislao Soler con el apoyo del Cabildo de Luján. El 28 de junio, Soler fue derrotado por las tropas santafesinas en "Cañada de la Cruz" y reemplazado por Manuel Dorrego. Éste también se empeñó en derrocar al caudillo santafesino pero López lo venció en "El Gamonal". Al conocerse en Buenos Aires la derrota de Dorrego, la Junta de Representantes designó como gobernador a Martín Rodríguez, quien asumió el 26 de setiembre de 1820 y se mantuvo en el cargo hasta el fin de su período legal, el 2 de abril de 1824.

Tratado de Benegas
Apenas asumió, Rodríguez se entrevistó con Estanislao López para poner fin a la lucha entre Buenos Aires y Santa Fe. Los gobernadores querían la paz y además las provincias de Córdoba, Mendoza, Salta y San Luis intermediaron para lograr el cese de las hostilidades. López y Rodríguez plantearon una serie de exigencias para cerrar el acuerdo. Una vez que ambas partes acordaron los términos se reunieron en la "Estancia de Benegas" y el 24 de noviembre de 1820 firmaron un acuerdo de paz que subrayaba que habría "paz, armonía y buena correspondencia entre Buenos Aires y Santa Fe y sus gobiernos, quedando aquéllos y éstos en el estado en que actualmente se hallan, y sus respectivas reclamaciones y derechos salvos ante el próximo congreso nacional".

Federalismo y caudillos
1820 fue el año en que las provincias comenzaron a organizarse en estados republicanos, independientes entre sí, pero reconociendo su subordinación al vínculo nacional. Esto se expresaba a través de la aspiración a reorganizar el Estado nacional en un futuro próximo, reuniéndose todos los pueblos en una "federación". El federalismo constituía una fórmula política - jurídica novedosa, basada en el sistema imperante en Estados Unidos de América del Norte. En el plano social y económico se adecuaba a las tendencias locales, lo que permitió que el sistema tuviera una buena acogida en los sectores regionales más conservadores social e ideológicamente. Tengamos presente que nuestras ciudades coloniales nacieron y crecieron en completo aislamiento, lo que generó un espíritu localista que se transformaron en antagonismos regionales con la creación de los distintos distritos territoriales. Fue notoria la diferencia de estilos de vida y de intereses económicos que existían entre el litoral - en especial Buenos Aires - y el interior.
Diferencias Sociales
El interior tenía una estructura social basada en la tenencia de tierras, con lentos y escasos aportes inmigratorios, y por lo tanto, de tendencia aristocratizante; Córdoba y Salta eran los máximos exponentes de esta situación. Buenos Aires, por su parte, vivía del comercio y recibía mayores aportes inmigratorios europeos lo que generaba una movilidad social más dinámica que la del interior, y por los tanto, tenía una tendencia democratizante. Este cuadro social y su condición de puerto en comunicación constante con Europa, la hacían permeable a las influencias extranjeras. En cambio, el interior, orgulloso de su ascendencia de conquistadores, del prestigio de la universidad de Córdoba, de su producción y de su geografía, miraba al porteño como un nuevo rico, cuya ostentación molestaba y su poder alarmaba.
Desproporción Económica
La desigualdad entre Buenos Aires y el interior era más acentuada en el plano económico. En 1824, los ingresos fiscales de Buenos Aires fueron de $ 2.596.000, de los cuales $ 2.033.000 provenían de la aduana. La segunda provincia en importancia, Córdoba, tuvo ingresos ese año por $ 70.000 de los cuales su aduana proveía $ 33.438, mientras que para San Juan las cifras eran de $ 20.000 y $ 3.800 respectivamente. Estas cifras son contundentes y señalan la imposibilidad de disputarle a Buenos Aires el liderazgo económico. Además la economía de Buenos Aires crecía sin pausa desde la creación del virreinato y la implantación del libre comercio. Los intereses económicos eran otro punto de conflicto: el interior era "proteccionista", preocupado en defender sus industrias mientras que el litoral era "librecambista", interesado en la exportación de productos ganaderos.
Los caudillos
Entre 1820 y 1824 se consolida el sistema federal en las provincias. Esta consolidación se produce a través del "caudillo", como jefe local, político y militar, que se destacaba por sus condiciones de líder, su capacidad política y su influencia sobre los distintos sectores de la sociedad local, y en particular sobre la masa popular. Algunos de los caudillos más destacados de la época fueron Martín Miguel de Güemes, Estanislao López, Facundo Quiroga, Francisco Ramírez, Juan Bautista Bustos y Alejandro Heredia

Autonomías provinciales
1820 señaló el comienzo de un nuevo período en el plano institucional. Las intendencias se subdividieron en provincias, gracias a la polarización ejercida por las ciudades cuyos nombres tomaron las nuevas provincias. Algunas se organizaron rápidamente sancionando una constitución, otras dictaron sus propios reglamentos y estatutos; pero todas, se manifestaron como parte de una misma nación que habría de organizarse bajo ele sistema federal.
Hacia 1810 había en el virreinato del Río de la Plata, ocho intendencias, cuyas capitales eran: Buenos Aires, Asunción, Córdoba, Salta, Potosí, Cochabamba, La Paz y Charcas. Cada una de ellas tenía un gobernador intendente, con excepción de Buenos Aires donde residía el virrey. En nuestro país, la ciudad precedió al desarrollo del campo; fueron las ciudades quienes impulsaron los movimientos independentistas. Las ciudades manifestaron cada vez con más fuerza sus aspiraciones de autonomía y su tendencia a independizarse de la ciudad capital. No transcurrieron diez años desde la Revolución de Mayo cuando se produjo una división de las intendencias en provincias.
Intendencia de Buenos Aires
De esta intendencia surgieron tres provincias litorales:
Santa Fe: que en agosto de 1819 dictó una constitución provincial y organizó su accionar política como entidad autónoma. Estanislao López fue su primer gobernador.
Entre Ríos: se transformó en autónoma en 1820, cuando Francisco Ramírez decretó la separación de Artigas estableciendo un Reglamento de la "República de Entre Ríos".
Corrientes: en 1821 dictó una constitución provisional. Pedro Ferré fue su primer gobernador.
Intendencia de Córdoba
Surgieron cinco provincias:
San Juan: a raíz de la sublevación del 9 de enero 1820, San Juan designó gobernador al coronel Mariano Mendizábal, y dos meses después declaró su autonomía como provincia.
San Luis: actuó a semejanza de San Juan. El 1° de marzo de 1820 nombró a José Santos Ortiz como gobernador.
Mendoza: a principios de julio de 1820, el Dr. Tomás Godoy Cruz fue elegido gobernador.
Córdoba: en 1820 una Asamblea la declaró provincia soberana y libre y propuso reunir un Congreso para implantar una verdadera Federación. Como gobernador fue designado el general Juan Bautista Bustos, que se mantuvo en el cargo hasta 1829.
Intendencia de Salta del Tucumán
También aquí surgieron cinco provincias:
Santiago del Estero:
se separó en abril de 1820 y su primer gobernador fue el general Felipe Ibarra, quien gobernó en forma casi ininterrumpida hasta 1850.
Catamarca: se declaró autónoma en agosto de 1821 y dos años después se organizó institucionalmente dictando una reglamento constitucional.
Tucumán: en setiembre de 1820 se constituyó el Estado Federal de Tucumán.
Salta: bajo la influencia de Martín Miguel de Güemes adquirió el status de provincia. En 1821 Facundo Zuviría dictó una constitución provincial.
Jujuy: hasta noviembre de 1834 permaneció unida a Salta y en 1835 se organizó constitucionalmente sancionando una constitución


Gobierno de Martín Rodríguez

El 3 de abril de 1821 la Cámara de Representantes eligió a Martín Rodríguez como gobernador titular de Buenos Aires. Lo acompañaron en la gestión de gobierno el general Francisco Fernández de la Cruz como ministro de guerra, Manuel José García como ministro de hacienda y Bernardino Rivadavia como ministro de gobierno. Entre los actos de gobierno más importantes podemos citar:
La supresión del Cabildo, cerrado en 1821 por considerárselo una institución arcaica no acorde con los tiempos que corrían.
Al suprimirse el Cabildo se reorganizó el poder judicial. En diciembre de 1821 se determinó que la justicia ordinaria fuese administrada por cinco jueces letrados de primera instancia, dos de ellos con asiento en la ciudad y los tres restantes en la campaña. Los jueces de paz designados por el gobierno reemplazarían a los alcaldes de barrio y campaña y por último, las tareas de abasto, inspección de mercados y otras estarían a cargo de un jefe de policía ayudado por seis comisarios de ciudad y ocho de campaña.
Se reorganizaron las milicias y para ello se promulgaron en 1821 las leyes de "Retiro" y de "Premios Militares" y hacia fines de 1823 se dictó una ley militar que dividía al servicio en "milicias activas" y "milicias pasivas".
A instancias del presbítero Antonio Sáenz, en 1821 se creó la Universidad de Buenos Aires. La universidad, cuyo primer rector fue el propio Sáenz, absorbió las "escuelas superiores" que funcionaban en ese momento en la ciudad: el Seminario Conciliar, la Escuela de Medicina, la de Matemáticas y la Academia de Jurisprudencia.
La reorganización de la educación continuó en 1823 con la creación del "Colegio de Ciencias Morales". Este colegio era pago y el gobierno de Buenos Aires otorgaba becas a las provincias para que los jóvenes del interior pudieran concurrir a esta casa de estudios.
En materia económica, creó en 1821 la "Caja de Amortización de Fondos Públicos" para saldar una deuda interna de alrededor de dos millones de pesos. Los acreedores eran particulares, proveedores del ejército o funcionarios a quienes se le adeudaban sueldos y jornales.
Para paliar la falta de dinero circulante, en junio de 1822 creó el Banco de Buenos Aires, llamado también Banco de Descuentos. Hacia fines de 1822, el gobierno autorizó a Rivadavia a contratar un empréstito con el fin de renovar el puerto de la ciudad, dotarla de agua corriente y fortificar las fronteras contra los indios. Se autorizó que el empréstito se contratara en Inglaterra por un millón de libras (cinco millones de pesos argentinos). El préstamo fue otorgado por la casa inglesa Baring Brothers, que cobró un interés anual del 6 por ciento y el 0,5 por ciento anual de amortización sobre el total. Este empréstito se terminó de pagar recién en 1904.
Se llevó adelante una importante reforma eclesiástica que incluyó el cierres de varios conventos y la incautación de sus bienes. También se suprimió el diezmo.